En la antigua China cuando un joven llegaba a cierta edad, los padres decidían que ya era tiempo de buscar pareja para su hijo, pero no era cuestión de buscar a una persona cualquiera, ya que se hacía pensando en continuar la línea ancestral y crear alianzas entre familias.
Una vez que se tenía en vista a la persona adecuada, se contrataba a una casamentera o mediadora. La mediadora se presentaba con obsequios ante la familia en vista, y si era bien aceptada la oferta, la familia le entregaba un documento formal con la fecha y hora de nacimiento de la muchacha. Luego se buscaba un astrólogo, que debía confirmar si los jóvenes harían una buena pareja. Si el resultado era positivo, se le comunicaba la fecha y hora de nacimiento del joven a la familia de la muchacha, para que repitan los mismos pasos que en la casa del varón. Solamente después de que los resultados eran favorables en ambas casas, las familias arreglaban un encuentro. Cara a cara, cada familia evaluaba la posición social, aspecto físico, educación y carácter de cada uno. Si ambas familias estaban satisfechas entonces se procedía al compromiso de boda. El día antes de la ceremonia la novia tenía que hacer una serie de rituales, como hacerse un rodete con el cabello- símbolo de inicio de la edad adulta-, un baño con una variedad especial de pomelos para limpiarse de influencias malvadas y también se colocaba cremas para ablandar la piel.
El día de la boda, una mujer de buena suerte o su cuñada mayor, debían decir palabras propicias mientras vestían a la novia con vestidos rojos,que era símbolo de buena suerte, y la peinaban con adornos. El hombre también era vestido con un atuendo largo y rojo, y se encaminaba hacia la casa de la novia. Llegando a ella, un barullo de tambores y petardos ruidosos indicaban la llegada del novio para recogerla.
Una vez dentro del hogar el novio le quitaba el velo que cubría su rostro y por fin se podían ver entre ellos. Luego seguía la ceremonia del té, donde la novia les ofrecía té a sus suegros en forma de agradecimiento. También hacían reverencias a sus padres, a los ancestros, al cielo y a la tierra. Y así terminaba la ceremonia de unión.
Adaptado de: http://www.aprendechinohoy.com/blog/?p=568
María Celeste Oroná
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